Prólogo

[PRÓLOGO]

Varios factores; los cuáles no entraré a valorar, hicieron que el primer blog del Diario de la Rata Mochilera, fuera un estrepitoso fracaso....

Una vez analizados estos factores y con la idea de subsanar los errores del pasado, nace “La Rata Mochilera parte 2:De Roatán Rumbo al Sur”, donde relataré los ires y venires de mi viaje a partir de mi marcha de Roatán.

Espero que esta vez sí, el blog sea lo que debió ser el primero desde el principio, dando información actualizada del estado del viaje, por lo que os pido una segunda oportunidad para Mafalda, la rata mochilera.


sábado, 9 de junio de 2012

Un cambio radical


Entrar a Costa Rica desde Nicaragua supone un gran cambio en muchos aspectos. Si bien entre Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua existen diferencias, también guardan bastantes rasgos y características comunes a nivel histórico, político y cultural. No en vano, hasta hace poco estos 4 países tenían un sistema de fronteras común, conocido como CA-4, que permitía el libre tránsito de ciudadanos de estos países con sólo el carnet de identidad

Por mencionar algunas de las diferencias más notables entre Costa Rica y el CA-4, en Costa Rica se puede beber agua del grifo, prácticamente no existen chicken-bus (antiguos buses escolares estadounidenses), los autobuses son puntuales y los horarios más amplios, prácticamente no hay que regatear el precio de nada, a uno le intentan estafar mucho menos con los precios aunque le vean que es de afuera,la cobertura sanitaria y educativa pública es mayor, los andenes de las carreteras y las calles se ven mucho más limpias, la gente tiene en general mayor poder adquisitivo, la gente parece estar mucho más concienciada sobre la importancia de preservar el medio ambiente, y sobre todo, sobre todo, a diferencia con el resto de Centroamérica y de la gran mayoría de países del mundo, no hay ejército y eso le ha evitado injerencias de este mismo estamento en la política y la dirección del estado (a diferencia del resto de Centroamérica), por lo que es natural que la cultura democrática y la libertad hayan tenido aquí una base mucho más sólida para desarrollarse, y no en vano, los ticos (costarricenses) se sienten especialmente orgullosos de ello.
Aunque todo parecen ventajas, nada más lejos de la realidad, Costa Rica tiene otros muchos aspectos que al menos desde el punto de vista del mochilero lo hacen menos atractivo. Costa Rica es un país que a día de hoy obtiene una parte muy importante de sus ingresos del turismo, pero turismo esencialmente de poder adquisitivo medio alto, con lo que es notable lo bien acondicionado que está para este tipo de turismo, sitios como Tamarindo (o Tamagringo como también es merecidamente conocido) o Monteverde, no son desde luego lo más “backpacker- friendly” que uno se pueda encontrar, a nivel de alojamiento, tours ofrecidos,entradas a Parques Nacionales (10$ por día sin excepción), etc.. la comida (a excepción de algunas frutas como el banano que también se producen aquí) no es especialmente barata , por lo que siempre que llegábamos a un sitio buscábamos un “Palí” que es la cadena de supermercados más barata del país. Da la sensación que el país es una versión más descafeinada del resto de Centroamérica, la gente es muy amigable y se esmera en ayudar al turista, pero no tiene tanto desparpajo, y de alguna manera se pierde la gracia de tener que negociar el precio de casi cualquier cosa, de no poder bajar la guardia. Por todo esto que relato, Costa Rica supone un reto al mochilero corto de presupuesto, pero es sin lugar a dudas un lugar digno de conocer, pues alberga una cantidad inmensa de áreas protegidas y parques nacionales que bien vale la pena conocer.









El día que llegamos a Costa Rica, terminamos saliendo más tarde de lo previsto de San Juan del Sur, así que como es lógico, llegamos a la frontera mucho más tarde de lo previsto, al menos tuvimos suerte, y los trámites fronterizos fueron algo más cortos de lo esperado, y además el falso billete de avión San José → Madrid coló perfectamente (en la frontera con Costa Rica te obligan a tener un billete de salida del país, o sino te hacen comprarte uno de bus a Nicaragua por el módico precio de 30$)

Terminamos llegando a eso de las 19h30 a “Tamagringo”, y la verdad que el sitio “acojonaba”. Todo lleno de luces, de apartamentos de playa horteras al más puro estilo Cancún, de cajeros automáticos, de sitios ofreciendo tours carísimos (y en inglés por supuesto) y todo es carísimo hasta comparándolo con el resto de Costa Rica....la verdad es que no es el sitio más recomendable para hacer una “aclimatación” a Costa Rica viniendo de Nicaragua, tan traumados quedamos con la primera impresión, que a la mañana siguiente, después de hacer una visita de rigor a su excelente playa (pero tampoco espectacular comparadas con otras del país), nos fuimos dirección Sámara, en la zona de la Península de Nicoya.






Si bien Sámara es también un sitio con algo de turismo, aquí es muchísimo más reducido, más de gente del país, por no mencionar el tipo de construcción, que está mucho más mimetizado con el entorno, y sobre todo, no está en primera línea de playa, es decir que cuándo uno echa la vista atrás y a lo lejos, lo que ve es una fila interminable de palmeras, no de apartamentos horteras....Sámara tiene una playa kilométrica de arena blanca y plagada de palmeras, además es un sitio bastante aceptable para hacer surf, lo malo de la playa de acá es que con lo acentuadas que son las subidas y bajadas de mareas del Pacífico, a última hora de la tarde, la playa desaperece casi por completo en varios lugares de la misma.




Un par de días después, partimos dirección Montezuma (o Montefuma como se la conoce aquí por razones de sobra deducibles), nuestra idea era conseguir hacerlo todo en transporte público, lo cuál es casi una odisea en la Península de Nicoya, donde para ir de un sitio a otro,muchas veces se requiere un jeep, o dar una vuelta enorme y poco óptima. Esto por supuesto es muy del gusto de los tour operadores locales, que por un precio módicamente alto te llevan dónde tú quieras ( puro billete = ¡Pura Vida!) .Llegamos a Playa Naranjo, dónde íbamos a tomar un ferry a Puntarenas, para a continuación tomar otro ferry a Paquera (que está a unos 20 kilómetros de Playa Naranjo por pista de tierra, este es un claro ejemplo de los rodeos de los que hablaba). Al final conseguimos negociar un precio muy razonable con un hombre de Playa Naranjo, y por un poco más de dinero, nos ahorramos un par de horitas, las que empleamos en ver el emocionante (pero a la postre desgraciado) Real Madrid – Bayern Munich en Paquera, mientras esperábamos el bus para Montezuma.

Ya casi por la noche, llegamos a Montezuma y conseguimos alojamiento justo enfrente a una de las playitas de Montezuma. Montezuma es un sitio mucho más mochilero y de ambiente más relajado. Tiene gran variedad de playas, desde las que están muy cercanas y que son más de piedras y arena gorda con olas fuertes que rompen cerca (muy divertidas por cierto), hasta las que están un poco más alejadas (45 minutos a pata o así) y que son de arena fina y ya dentro de una reserva natural.

Además, cerca de Montezuma (como a ½ hora a pata) hay unas cascadas, que si bien no son muy espectaculares, son ideales para los días de calor, pues tienen 3 pozas bastante profundas a las que se pueden saltar desde diferentes alturas (yo me conformé con la de 12 metros que tampoco está tan mal)








































El día antes de irnos, aunque no hacía el clima más apetecible, fuimos a pasar el día a las playas de Malpaís y Santa Teresa, también unas playas interminables, ideales para hacer surf. Una de estas playas le debió parecer tan atractiva a Mafalda, que casi, casi se queda,menos mal que ese día no había mucha gente en la playa y cuándo volví aún estaba la jodia.





























Tras más de 2 semanas de pura playa del Pacífico, el cuerpo nos pedía algo de ciudad, así que el sábado de mañana nos dirigimos a San José; capital del país, a comprobar el pulso de la vida nocturna del país.

San José, si bien no es una ciudad especialmente pintoresca, nos sorprendió gratamente. La verdad que especialmente yo, me esperaba bastante menos, pero hay que reconocer que es una ciudad fácil y agradable para moverse. Es un lugar bastante limpio, tiene una red de transporte público amplia , más o menos económica y con un horario bastante amplio, tiene mucha oferta cultural (museos, teatros,conciertos, discotecas y bares de para cualquier gusto) y casi no tiene zonas inseguras, tanto es así, que Carlos y yo fuimos caminando a todos sitios fuera la hora que fuera, y no tuvimos sensación de peligro. El único pero, es encontrar un sitio...por alguna misteriosa razón, los josefinos (gentilicio de San José) han decidido prescindir de poner el nombre de las calles en muchas partes de la ciudad, por lo que cuándo uno pregunta por un sitio específico, se puede encontrar con respuestas como: “Está a 150 metros al Norte donde estaba la farmacia Francisco Morazán” , os podéis imaginar que indicaciones como está para alguien que acaba de llegar a la ciudad pueden llegar a ser poco aclaratorias, pero bueno, al cabo de los días uno se va haciendo con la ciudad.








































Tras varios relajados días en San José, nos encontramos con que no teníamos muy claro hacía dónde tirar, había varias alternativas, todas con sus pros y sus contras, y no hacíamos más que hacer y rehacer posibles itinerarios teniendo ya sí muy presente la fecha de partida de Carlos. Al final, terminamos decidiéndonos por ir a la zona de La Fortuna, para poder conocer Río Celeste,y luego ir al Parque Nacional de Corcovado previo paso una vez más por San José. Para la última etapa de Costa Rica se unió a nosotros Fran, un chaval de Figueras, que estaba aún más indeciso que nosotros si cabe, sobre su ruta.

lunes, 21 de mayo de 2012

¡¡Agua!!

El día que llegamos a Granada, hacía un calor de mil demonios y como ya era el último día de la Semana Santa, pensábamos que habría una cantidad ingente de sitios en los hostales. Que equivocados estábamos, estuvimos dando vueltas y yendo de un sitio para otro durante casi dos horas y ya al fin nos dimos el pequeño lujo de pillar un hostal con piscina (téngase en cuenta como comentaba antes el intenso calor). En ese ir y venir de sitios, nos encontramos de pura casualidad con Inma, una alicantina que habíamos conocido en Roatán y que al igual que nosotros iba dirección Sur.

Granada es quizás a día de hoy, el lugar más turístico y popular de Nicaragua. Esta bella y apacible ciudad colonial a orillas del inmenso Lago Nicaragua, fue fundada en 1524 por Hernández de Córdoba; el cuál le da el nombre a la unidad monetaria del país, y se jacta de ser la ciudad conservadora del país, en contraposición a León, con la que históricamente ha tenido gran rivalidad por la supremacía política del país. Granada es belleza de estilo colonial vaya uno por donde vaya, así que lo mejor para visitarla es hacerse con un mapa, y patearse el centro de cabo a rabo siempre con la cámara lista


















































Cabe destacar la preciosa vista panorámica que se puede obtener de la ciudad desde lo alto de la Iglesia de La Merced por su céntrica posición.


Como viajar consiste además de en conocer en disfrutar, uno de los días de más calor,nos lo fuimos a pasar enterito a la Laguna de Apoyo, que es el cráter de un antiguo volcán relleno de agua, y que dicen, posee el agua más limpia del país para bañarse



Hartos de tanto calor, encaminamos nuestro rumbo al mismo centro del Lago Nicaragua; a la singular Isla de Ometepe que tiene una forma como de 8 debido a que se formó por la erupción de dos volcanes; el Concepción y el Maderas, uniéndose las coladas de lava de ambas, y formando la isla, que siempre ha sido un remanso de paz y tranquilidad dentro del país incluso en las épocas más turbulentas de este.


En la isla de Ometepe conseguí llegar a un acuerdo con Carlos, y nos quedamos en la Finca Ecológica “El Zopilote”, un lugar casi por completo autosostenible regentado por un italiano y sus dos hijos, un lugar ideal para hacer vida sana (comida ecológica hecha a diario, clases de yoga gratuitas,espacios de meditación,etc..). Aparte de poder conocer este proyecto, tuvimos la suerte de coincidir con un grupo de gente super maja y muy variopinto en cuánto a nacionalidades, razones que les habían llevado allí, perspectiva de vida...la cosa es que al final hicimos una gran familia los días que estuvimos allá, tanto fue así que un día fuimos todos de excursión al volcán Maderas ( incluido el perro de la finca, al que aquel día debían haberle echado alguna sustancia afrodisíaca para comer en lugar de pienso pues intentó montar a prácticamente todos los miembros del grupo) a cuya cima se podía acceder andando desde la misma finca.


La subida aunque no es ni mucho tan dura como la del otro volcán de la Isla, si requiere estar más o menos en forma. Tras unas 3 horas de marcha, llegamos a la cima con la motivación de quitarnos el calor de la subida dándonos un chapuzón en el antiguo cráter del volcán, ahora relleno de agua. Pero la frustración vino tan pronto dimo el primer paso para meternos, pues la arenas es tan blandita en la orilla del lago, que uno prácticamente se hunde hasta las rodillas...




A la vuelta hubo una escisión accidental del grupo y además tomamos una ruta diferente con idea de caer justo al Zopilote.


Tras varias horas de desconcierto y con el Sol cayendo a pasos acelerados, conseguimos llegar a la finca de un buen hombre que nos metió una puteada de la buena ya que según él, todos los días algún pendejo se perdía y atravesaba su finca. Al final el hombre fue bien buena honda, y hasta nos acompañó a la finca que ya no quedaba lejos.


Por cierto, también en Ometepe nos vimos con Emilio y Adelina, con quienes pasamos una agradable tarde en unas piscinas “naturales” y muy populares entre locales y visitantes llamadas “Ojo de Agua”.


Pasados unos días, decidimos retomar la marcha y fuimos a San Juan del Sur, en la costa pacífica de Nicaragua, en mi caso iba a suponer mi reencuentro con el Pacífico 14 meses después. San Juan del Sur es un sitio donde se respira surf, vaya dónde uno vaya, siempre va a encontrar tiendas donde alquilar material, donde tomar clases, donde tomar un transporte para ir a una de las tantas playas a los alrededores ideales para la práctica del mismo (no hay acceso en transporte público a muchas playas pues los caminos están sin asfaltar),etc,ect...y claro, ya que estábamos allí y que después iríamos a Costa Rica; donde hacer surf iba a estar como al doble de precio, nos detuvimos unos días con la idea de salir hechos unos “Kelly Slater” ;-) (a la postre y por circunstancias varias no le dimos tanto como habíamos previsto)




Uno de los días que nos dimos descanso de surf, fuimos a Playa el Coco, una playa del Pacífico con aspecto caribeño, sin duda una de las mejores en lo que llevamos de viaje, una de estas playas típicas “Lonely Planet” ;-)


Tras prepararnos psicológicamente varios días del palo económico que iba a ser cruzar a Costa Rica, llegó el momento de partir, y así el 22 de Abril hacíamos una vez más los macutos y reemprendíamos la marcha rumbo a lo desconocido, pero siempre,siempre hacia el Sur...


Llegando a tierras sandinistas


Según uno se va alejando de Tegus hacia Nicaragua por El Paraíso (departamento limítrofe con Nicaragua),la sensación de inseguridad disminuye considerablemente y al entrar en Nicaragua la sensación (con perdón de mis queridos amigos hondureños) sigue al alza, al menos inicialmente.En el mismo momento de ingresar a Nicaragua, es muy perceptible la influencia e importancia del movimiento sandinista en la idiosincrasia del país. Una vez pasada la frontera, ya se encuentran varios carteles propagandísticos del actual partido en el poder; FSLN, dirigido por Daniel Ortega, célebre ex combatiente sandinista y presidente electo del país desde 2007 (según algunos detractores y no tanto,de una forma algo dudosa) Tras varias horas de viaje, llegamos ya de noche a Somoto,donde queríamos conocer su célebre cañón. Llegamos tan agotados y yo además tan mentalmente exhausto, que caímos rendidos, sólo nos dio tiempo a darnos una pequeña vuelta por el pueblo para hacernos una idea de como era este, hacer un intento frustrado de sacar dinero y tomar algo para matar el hambre. Cómo mencionaba previamente, la importancia del sandinismo (al menos en esta parte del país), es bastante destacable y de hecho, casi todas las bases de las farolas del pueblo estaban tintadas del rojo y negro (los colores de la bandera sandinista), o con la efigie de Augusto César Sandino (el héroe nacional que inspiró la creación del movimiento), y las siglas FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) se divisan por doquier en las paredes de las calles normalmente acompañadas de consignas ensalzando el movimiento sandinista.



Tras un frugal desayuno, nos dirigimos pues hacia el célebre cañón de Somoto. El cañón en si, es ideal para iniciarse en la práctica del barranquismo, es un cañón con varias pozas con saltos fáciles y limpios, con varios tramos de nadar y no hace falta montar ni un solo rapel, de ahí su popularidad en todo el país, de hecho, es un cañón que bien se puede hacer sin guía para quien tenga un conocimiento de barranquismo básico.


Cabe destacar que durante todo el camino, nuestro guía, nos mencionó que había un francés al que llamaban “Juanito”, y que había llegado hacía más de un año y le había gustado tanto el lugar, que decidió quedarse a vivir allá, cuál sería mi sorpresa cuándo nos encontramos al final del cañón a mi antiguo compañero de viaje ¡Yannick!, con quién había viajado unos días por Honduras allá por Agosto del 2010, eso sí,unas 25 libras más delgado (me costó reconocerle al principio he de admitir) y que justo había bajado de la comunidad donde vivía para ir a ver el partido del Barça. Me comentó que por problemas con la tarjeta de débito, estaba actualmente varado allá y que una vez resolviera esos inconvenientes, reanudaría la marcha, por mientras, trabajaba la tierra con la gente de la comunidad donde residía para poder sobrevivir


Tras salir del cañón, nos apuramos todo lo que pudimos, pues nuestro objetivo era llegar a la ciudad de León esa noche, pero llegamos demasiado tarde a Estelí, por lo que decidimos hacer noche en Matagalpa. Como al día siguiente el bus para León salía muy temprano, sólo nos dio tiempo a ver de Matagalpa lo que permite un breve paseo nocturno, así que el paso por “la perla del Norte”; como es conocida en Nicaragua, fue más bien anecdótico.

Al día siguiente, en pleno inicio de la Semana Santa, llegamos a la ciudad de León, una de las ciudades coloniales más bellas del país, la cuál posee la mayor cantidad de edificios religiosos de Centroamérica (entre ellos la Catedral más grande de Centroamérica), pero que paradójicamente es el centro neurálgico del movimiento sandinista, y la ciudad tradicionalmente más liberal del país, además de ser considerada por muchos como la capital intelectual del país, pues allí se encuentra la sede de la UNAN (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua). Precisamente es en las fachadas aledañas a la zona universitaria, que se puede encontrar una gran cantidad de murales alusivos al movimiento sandinista, y a los movimientos revolucionarios estudiantiles, especialmente el de 1959 que fue sangrientamente reprimido por el ejército del entonces dictador Anastasio Somoza.



Además de todo esto, León fue la cuna del nicaragüense quizás más conocido de la historia, el poeta Rubén Darío de quien hay,calles, avenidas,plazas,estatuas y demás mentadas en su honor, diseminadas por todo el país.

Continuando con la temática sandinista, hicimos una visita al pintoresco museo de la revolución, desde cuyo techo hay unas muy buenas vistas de la ciudad (especialmente de la catedral) y donde una antiguo combatiente sandinista, nos estuvo explicando con imágenes y archivos de la época, el origen de Augusto César Sandino, el surgimiento y la fundación del movimiento sandinista, así como relatos sobre su participación en la insurrección de 1978 en León, de las torturas a las que fue sometido cuándo le capturaron, la guerra contra la “Contra”, que desde territorio hondureño y financiada por Estados Unidos (que no quería nada que oliera mínimamente a comunista o revolucionario en su patio trasero) hostigó durante varios años al país obligándole a invertir gran parte de su presupuesto en mantener su soberanía, y un sinfín de historias y anécdotas de aquellos días.





Como mencionaba previamente, estábamos en plena Semana Santa, por lo que también asistimos a algunas de las procesiones que tuvieron lugar toda la semana en varios puntos de la ciudad, y así ver como una tradición cuyo origen data de los tiempos de la colonia española,es vivida en estas tierras y poder observar sus rasgos particulares. Cabe destacar que la parte Oeste de la ciudad conocida como Sutiava, es la que alberga las procesiones que convocan a más adeptos, además de otra tradición única en León, la calle de las alfombras, que es básicamente una serie de mosaicos hechos a base de serrín con tinta (para darle los diferentes colores) y por supuesto de temática religiosa, que se hacen a lo largo de 4 cuadras. Luego de ser completadas, la procesión pasa ese mismo día por la noche y las aplasta una a una a su paso




Eso sí, no sólo iba a ser una Semana Santa puramente cultural, y aún nos quedó tiempo para hacer actividades al aire libre, concretamente nos decidimos por subir al Cerro Negro, uno de los volcanes que se encuentran en las inmediaciones de León; y que aunque últimamente no ha dado mucha guerra, sigue activo, y bajarlo utilizando una tabla parecida a la de snowboard. Casualidades de la vida, en la misma agencia en la que pillamos nosotros el tour, venía también una pareja española; Emilio y Adelina, que llevan ya un largo tiempo en Managua, y a los que les estaban haciendo un reportaje del programa “españoles por el mundo”, así que lo más probable es que Carlos y yo hagamos una breve aparición en el programa que emiten para el 22 de Mayo.



Llegado el Sábado Santo, decidimos que ya era de dejar León y decidimos darnos un garbeo por la capital; Managua. Esperábamos poco movimiento debido a que todavía estábamos en Semana Santa, pero es que directamente parecía que hubiéramos venido a una ciudad fantasma...así que al final sólo hicimos una visita de rigor a la “Plaza de la Revolución”, dónde se encuentran entre otros , el Palacio Nacional de la Cultura, el Teatro Nacional y la Catedral Vieja, completamente derruida y que permanece como recuerdo del devastador terremoto que en 1972 asoló Managua.


Esa misma noche,aún nos quedó tiempo para quedar con Emilio y Adelina a cenar en su casa, tomar unos vinos y jugar unos futbolines. A la mañana siguiente, marchábamos dirección Granada concluyendo nuestra breve visita a la capital y continuando inexorablemente hacia elSur.

Partida de Honduras

A partir de cierto punto de mi vida en Roatán, y aunque nunca desterré del todo la idea de continuar el viaje hacia el Sur, parecía que nunca iba a llegar el momento en que sería capaz de dejar la Isla, pero eso día terminó llegando...el jueves 29 de Marzo de 2012, justo cuándo se cumplían 26 meses desde que dejara Madrid, hacía las maletas, atrás quedaban algunos de los 18 meses más felices de mi vida. Dejé la isla lleno de dilemas personales, por un lado me pesaba demasiado el arraigo adquirido todo ese tiempo, me entristecía alejarme de tanta gente querida no sólo en Roatán sino en Honduras, pero por otro lado, ya hacía varias semanas que mis impulsos nómadas habían renacido, continuar el viaje se había empezado a convertir en una obsesión que no me permitía seguir disfrutando de mi vida en la Isla de la misma manera que antes. Además de estos factores, hay que considerar que Carlos; mi gran amigo del barrio de toda la vida, venía unos meses a estar por Centroamérica con Nacho (otro gran amigo del barrio que ya hace tiempo vive en Tegucigalpa) y conmigo, y el plan pactado era viajar hasta Panamá.

Mis últimos días en Roatán y en Honduras, fueron los días de ir despidiéndose de toda la gente que hizo que mi vida en este tumultuoso pero bello país y sobre todo en la isla, fuera tan especial, desde mi “mara” de Roatán, pasando por toda la gente de los centros de buceo dónde alguna vez me desempeñé, l@s amig@s más casuales de Roatán, la “mara” de bicipartes, y toda mi “mara” de tierra firme que se encontraban en La Ceiba y sobre todo en Tegus. No fueron despedidas multitudinarias (nunca me gustó ser el protagonista de eventos muy poblado) , eso sí,  todas fueron sentidas y emotivas.






Como no se podía esperar de otra manera, mi última noche en Roatán, fue una noche en blanco...no dormí absolutamente nada, ya que hasta unos 30 minutos antes de tener que salir de la casa ni siquiera había terminado de preparar el equipaje (yo y mi manía de ir con el tiempo pegado al culo como diría mi padre) , tras los últimos preparativos fuimos rumbo a tomar el ferry.

Me pasé en la cubierta del ferry casi todo el trayecto, hasta que Roatán se perdió en la inmensidad del horizonte, me despedía así por un tiempo aún por concretar de la que siempre va a ser mi Isla.

Arlene nos fue a buscar al ferry, y de ahí fuimos directos al centro de salud a que me pusieran la vacuna de la fiebre amarilla (que se ma había vencido hacía unos meses) y después de un desayuno y hacer unos mandados, fuimos a la casa dónde me pude derrumbar por unas horas y recuperarme de la noche en blanco del día anterior, de cara también a la barbacoa que íbamos a hacer esa misma noche. Arlene y Andrea fueron unas anfitrionas de 10, y a pesar de los problemas que tuvimos con la electricidad, la barbacoa salió redonda y además hasta Kun Kun pudo finalmente venir.

Al día siguiente, Mariana, Ceci y yo salimos a primera hora rumbo a Tegucigalpa (Tegus para los amigos), que sería a la postre el lugar de despedida de Honduras.Tegus es quizás el lugar más inseguro del país, y no el más pintoresco, pero está dotada de un encanto muy particular y de un ambiente bohemio completamente diferente al de Roatán, y que es difícil conocer si no es a través de gente que viva allá, además de ser por supuesto el lugar dónde viven much@s de mis amig@s de Honduras, especialmente mi familia capitalina, Nacho y Mari, a quienes no veía desde hacía medio año, la última vez que había venido a Tegus. La idea era pasar el fin de semana de celebraciones previo a la partida de Carlos y mía.

El viernes empezamos en el mítico “Había una vez” (no se entiende la fiesta en Tegus sin este sitio), luego pasamos por el Café Paradiso (uno de los sitios bohemios de Tegus) donde había música en vivo y terminamos de fiesta en el hotel Clarion; allí por cierto nos encontramos de casualidad a otra de mis queridas amigas de Roatán, Waleska.


El sábado, una vez nos despertamos con la calmita, fuimos a hacer una barbacoa a la casa de Lidia y Nicola en Santa Lucía; uno de los rincones más pintorescos de Honduras. La barbacoa se alargó hasta la madrugada entre alitas de pollo, choripanes, birrias, tragos,galletas oreo, y por supuesto dramas latinos, la salsa de la vida.


A la mañana siguiente, y tras adecentar un poco la casa de los desmanes de la noche anterior, disfrutamos de un desayuno catracho rodeados de la paz y la serenidad del lugar.


Ya por la tarde fuimos a tomar un cafecito a Santa Lucia, y luego fuimos a casa de Nacho y Mari a pasar la última noche en Honduras por un tiempo....

El lunes 2 de abril, se sucedieron las últimas despedidas, y Carlos y yo partíamos hacía Las Manos (frontera con Nicaragua) previo paso de llenarnos el estómago con unas míticas baleadas de la Kennedy.


Ya por la tarde; más de lo que habíamos planeado, atravesábamos la frontera y nos despedíamos de mi querida Honduras, nuevos horizontes se abrían paso.