Prólogo

[PRÓLOGO]

Varios factores; los cuáles no entraré a valorar, hicieron que el primer blog del Diario de la Rata Mochilera, fuera un estrepitoso fracaso....

Una vez analizados estos factores y con la idea de subsanar los errores del pasado, nace “La Rata Mochilera parte 2:De Roatán Rumbo al Sur”, donde relataré los ires y venires de mi viaje a partir de mi marcha de Roatán.

Espero que esta vez sí, el blog sea lo que debió ser el primero desde el principio, dando información actualizada del estado del viaje, por lo que os pido una segunda oportunidad para Mafalda, la rata mochilera.


sábado, 9 de junio de 2012

Un cambio radical


Entrar a Costa Rica desde Nicaragua supone un gran cambio en muchos aspectos. Si bien entre Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua existen diferencias, también guardan bastantes rasgos y características comunes a nivel histórico, político y cultural. No en vano, hasta hace poco estos 4 países tenían un sistema de fronteras común, conocido como CA-4, que permitía el libre tránsito de ciudadanos de estos países con sólo el carnet de identidad

Por mencionar algunas de las diferencias más notables entre Costa Rica y el CA-4, en Costa Rica se puede beber agua del grifo, prácticamente no existen chicken-bus (antiguos buses escolares estadounidenses), los autobuses son puntuales y los horarios más amplios, prácticamente no hay que regatear el precio de nada, a uno le intentan estafar mucho menos con los precios aunque le vean que es de afuera,la cobertura sanitaria y educativa pública es mayor, los andenes de las carreteras y las calles se ven mucho más limpias, la gente tiene en general mayor poder adquisitivo, la gente parece estar mucho más concienciada sobre la importancia de preservar el medio ambiente, y sobre todo, sobre todo, a diferencia con el resto de Centroamérica y de la gran mayoría de países del mundo, no hay ejército y eso le ha evitado injerencias de este mismo estamento en la política y la dirección del estado (a diferencia del resto de Centroamérica), por lo que es natural que la cultura democrática y la libertad hayan tenido aquí una base mucho más sólida para desarrollarse, y no en vano, los ticos (costarricenses) se sienten especialmente orgullosos de ello.
Aunque todo parecen ventajas, nada más lejos de la realidad, Costa Rica tiene otros muchos aspectos que al menos desde el punto de vista del mochilero lo hacen menos atractivo. Costa Rica es un país que a día de hoy obtiene una parte muy importante de sus ingresos del turismo, pero turismo esencialmente de poder adquisitivo medio alto, con lo que es notable lo bien acondicionado que está para este tipo de turismo, sitios como Tamarindo (o Tamagringo como también es merecidamente conocido) o Monteverde, no son desde luego lo más “backpacker- friendly” que uno se pueda encontrar, a nivel de alojamiento, tours ofrecidos,entradas a Parques Nacionales (10$ por día sin excepción), etc.. la comida (a excepción de algunas frutas como el banano que también se producen aquí) no es especialmente barata , por lo que siempre que llegábamos a un sitio buscábamos un “Palí” que es la cadena de supermercados más barata del país. Da la sensación que el país es una versión más descafeinada del resto de Centroamérica, la gente es muy amigable y se esmera en ayudar al turista, pero no tiene tanto desparpajo, y de alguna manera se pierde la gracia de tener que negociar el precio de casi cualquier cosa, de no poder bajar la guardia. Por todo esto que relato, Costa Rica supone un reto al mochilero corto de presupuesto, pero es sin lugar a dudas un lugar digno de conocer, pues alberga una cantidad inmensa de áreas protegidas y parques nacionales que bien vale la pena conocer.









El día que llegamos a Costa Rica, terminamos saliendo más tarde de lo previsto de San Juan del Sur, así que como es lógico, llegamos a la frontera mucho más tarde de lo previsto, al menos tuvimos suerte, y los trámites fronterizos fueron algo más cortos de lo esperado, y además el falso billete de avión San José → Madrid coló perfectamente (en la frontera con Costa Rica te obligan a tener un billete de salida del país, o sino te hacen comprarte uno de bus a Nicaragua por el módico precio de 30$)

Terminamos llegando a eso de las 19h30 a “Tamagringo”, y la verdad que el sitio “acojonaba”. Todo lleno de luces, de apartamentos de playa horteras al más puro estilo Cancún, de cajeros automáticos, de sitios ofreciendo tours carísimos (y en inglés por supuesto) y todo es carísimo hasta comparándolo con el resto de Costa Rica....la verdad es que no es el sitio más recomendable para hacer una “aclimatación” a Costa Rica viniendo de Nicaragua, tan traumados quedamos con la primera impresión, que a la mañana siguiente, después de hacer una visita de rigor a su excelente playa (pero tampoco espectacular comparadas con otras del país), nos fuimos dirección Sámara, en la zona de la Península de Nicoya.






Si bien Sámara es también un sitio con algo de turismo, aquí es muchísimo más reducido, más de gente del país, por no mencionar el tipo de construcción, que está mucho más mimetizado con el entorno, y sobre todo, no está en primera línea de playa, es decir que cuándo uno echa la vista atrás y a lo lejos, lo que ve es una fila interminable de palmeras, no de apartamentos horteras....Sámara tiene una playa kilométrica de arena blanca y plagada de palmeras, además es un sitio bastante aceptable para hacer surf, lo malo de la playa de acá es que con lo acentuadas que son las subidas y bajadas de mareas del Pacífico, a última hora de la tarde, la playa desaperece casi por completo en varios lugares de la misma.




Un par de días después, partimos dirección Montezuma (o Montefuma como se la conoce aquí por razones de sobra deducibles), nuestra idea era conseguir hacerlo todo en transporte público, lo cuál es casi una odisea en la Península de Nicoya, donde para ir de un sitio a otro,muchas veces se requiere un jeep, o dar una vuelta enorme y poco óptima. Esto por supuesto es muy del gusto de los tour operadores locales, que por un precio módicamente alto te llevan dónde tú quieras ( puro billete = ¡Pura Vida!) .Llegamos a Playa Naranjo, dónde íbamos a tomar un ferry a Puntarenas, para a continuación tomar otro ferry a Paquera (que está a unos 20 kilómetros de Playa Naranjo por pista de tierra, este es un claro ejemplo de los rodeos de los que hablaba). Al final conseguimos negociar un precio muy razonable con un hombre de Playa Naranjo, y por un poco más de dinero, nos ahorramos un par de horitas, las que empleamos en ver el emocionante (pero a la postre desgraciado) Real Madrid – Bayern Munich en Paquera, mientras esperábamos el bus para Montezuma.

Ya casi por la noche, llegamos a Montezuma y conseguimos alojamiento justo enfrente a una de las playitas de Montezuma. Montezuma es un sitio mucho más mochilero y de ambiente más relajado. Tiene gran variedad de playas, desde las que están muy cercanas y que son más de piedras y arena gorda con olas fuertes que rompen cerca (muy divertidas por cierto), hasta las que están un poco más alejadas (45 minutos a pata o así) y que son de arena fina y ya dentro de una reserva natural.

Además, cerca de Montezuma (como a ½ hora a pata) hay unas cascadas, que si bien no son muy espectaculares, son ideales para los días de calor, pues tienen 3 pozas bastante profundas a las que se pueden saltar desde diferentes alturas (yo me conformé con la de 12 metros que tampoco está tan mal)








































El día antes de irnos, aunque no hacía el clima más apetecible, fuimos a pasar el día a las playas de Malpaís y Santa Teresa, también unas playas interminables, ideales para hacer surf. Una de estas playas le debió parecer tan atractiva a Mafalda, que casi, casi se queda,menos mal que ese día no había mucha gente en la playa y cuándo volví aún estaba la jodia.





























Tras más de 2 semanas de pura playa del Pacífico, el cuerpo nos pedía algo de ciudad, así que el sábado de mañana nos dirigimos a San José; capital del país, a comprobar el pulso de la vida nocturna del país.

San José, si bien no es una ciudad especialmente pintoresca, nos sorprendió gratamente. La verdad que especialmente yo, me esperaba bastante menos, pero hay que reconocer que es una ciudad fácil y agradable para moverse. Es un lugar bastante limpio, tiene una red de transporte público amplia , más o menos económica y con un horario bastante amplio, tiene mucha oferta cultural (museos, teatros,conciertos, discotecas y bares de para cualquier gusto) y casi no tiene zonas inseguras, tanto es así, que Carlos y yo fuimos caminando a todos sitios fuera la hora que fuera, y no tuvimos sensación de peligro. El único pero, es encontrar un sitio...por alguna misteriosa razón, los josefinos (gentilicio de San José) han decidido prescindir de poner el nombre de las calles en muchas partes de la ciudad, por lo que cuándo uno pregunta por un sitio específico, se puede encontrar con respuestas como: “Está a 150 metros al Norte donde estaba la farmacia Francisco Morazán” , os podéis imaginar que indicaciones como está para alguien que acaba de llegar a la ciudad pueden llegar a ser poco aclaratorias, pero bueno, al cabo de los días uno se va haciendo con la ciudad.








































Tras varios relajados días en San José, nos encontramos con que no teníamos muy claro hacía dónde tirar, había varias alternativas, todas con sus pros y sus contras, y no hacíamos más que hacer y rehacer posibles itinerarios teniendo ya sí muy presente la fecha de partida de Carlos. Al final, terminamos decidiéndonos por ir a la zona de La Fortuna, para poder conocer Río Celeste,y luego ir al Parque Nacional de Corcovado previo paso una vez más por San José. Para la última etapa de Costa Rica se unió a nosotros Fran, un chaval de Figueras, que estaba aún más indeciso que nosotros si cabe, sobre su ruta.