Entrar a Costa Rica desde Nicaragua
supone un gran cambio en muchos aspectos. Si bien entre Guatemala, El
Salvador, Honduras y Nicaragua existen diferencias, también guardan
bastantes rasgos y características comunes a nivel histórico,
político y cultural. No en vano, hasta hace poco estos 4 países
tenían un sistema de fronteras común, conocido como CA-4, que
permitía el libre tránsito de ciudadanos de estos países con sólo
el carnet de identidad
Por mencionar algunas de las
diferencias más notables entre Costa Rica y el CA-4, en Costa Rica
se puede beber agua del grifo, prácticamente no existen chicken-bus
(antiguos buses escolares estadounidenses), los autobuses son
puntuales y los horarios más amplios, prácticamente no hay que
regatear el precio de nada, a uno le intentan estafar mucho menos con
los precios aunque le vean que es de afuera,la cobertura sanitaria y
educativa pública es mayor, los andenes de las carreteras y las
calles se ven mucho más limpias, la gente tiene en general mayor
poder adquisitivo, la gente parece estar mucho más concienciada
sobre la importancia de preservar el medio ambiente, y sobre todo,
sobre todo, a diferencia con el resto de Centroamérica y de la gran
mayoría de países del mundo, no hay ejército y eso le ha evitado
injerencias de este mismo estamento en la política y la dirección
del estado (a diferencia del resto de Centroamérica), por lo que es
natural que la cultura democrática y la libertad hayan tenido aquí
una base mucho más sólida para desarrollarse, y no en vano, los
ticos (costarricenses) se sienten especialmente orgullosos de ello.
Aunque todo parecen ventajas, nada más
lejos de la realidad, Costa Rica tiene otros muchos aspectos que al
menos desde el punto de vista del mochilero lo hacen menos atractivo.
Costa Rica es un país que a día de hoy obtiene una parte muy
importante de sus ingresos del turismo, pero turismo esencialmente de
poder adquisitivo medio alto, con lo que es notable lo bien
acondicionado que está para este tipo de turismo, sitios como
Tamarindo (o Tamagringo como también es merecidamente conocido) o
Monteverde, no son desde luego lo más “backpacker- friendly” que
uno se pueda encontrar, a nivel de alojamiento, tours
ofrecidos,entradas a Parques Nacionales (10$ por día sin excepción),
etc.. la comida (a excepción de algunas frutas como el banano que
también se producen aquí) no es especialmente barata , por lo que
siempre que llegábamos a un sitio buscábamos un “Palí” que es
la cadena de supermercados más barata del país. Da la sensación
que el país es una versión más descafeinada del resto de
Centroamérica, la gente es muy amigable y se esmera en ayudar al
turista, pero no tiene tanto desparpajo, y de alguna manera se pierde
la gracia de tener que negociar el precio de casi cualquier cosa, de
no poder bajar la guardia. Por todo esto que relato, Costa Rica
supone un reto al mochilero corto de presupuesto, pero es sin lugar a
dudas un lugar digno de conocer, pues alberga una cantidad inmensa de
áreas protegidas y parques nacionales que bien vale la pena conocer.
El día que llegamos a Costa Rica,
terminamos saliendo más tarde de lo previsto de San Juan del Sur,
así que como es lógico, llegamos a la frontera mucho más tarde de
lo previsto, al menos tuvimos suerte, y los trámites fronterizos
fueron algo más cortos de lo esperado, y además el falso billete de
avión San José → Madrid coló perfectamente (en la frontera con
Costa Rica te obligan a tener un billete de salida del país, o sino
te hacen comprarte uno de bus a Nicaragua por el módico precio de
30$)
Terminamos llegando a eso de las 19h30
a “Tamagringo”, y la verdad que el sitio “acojonaba”. Todo
lleno de luces, de apartamentos de playa horteras al más puro estilo
Cancún, de cajeros automáticos, de sitios ofreciendo tours
carísimos (y en inglés por supuesto) y todo es carísimo hasta
comparándolo con el resto de Costa Rica....la verdad es que no es el
sitio más recomendable para hacer una “aclimatación” a Costa
Rica viniendo de Nicaragua, tan traumados quedamos con la primera
impresión, que a la mañana siguiente, después de hacer una visita
de rigor a su excelente playa (pero tampoco espectacular comparadas
con otras del país), nos fuimos dirección Sámara, en la zona de la
Península de Nicoya.
Si bien Sámara es también un sitio
con algo de turismo, aquí es muchísimo más reducido, más de gente
del país, por no mencionar el tipo de construcción, que está mucho
más mimetizado con el entorno, y sobre todo, no está en primera
línea de playa, es decir que cuándo uno echa la vista atrás y a lo
lejos, lo que ve es una fila interminable de palmeras, no de
apartamentos horteras....Sámara tiene una playa kilométrica de
arena blanca y plagada de palmeras, además es un sitio bastante
aceptable para hacer surf, lo malo de la playa de acá es que con lo
acentuadas que son las subidas y bajadas de mareas del Pacífico, a
última hora de la tarde, la playa desaperece casi por completo en
varios lugares de la misma.
Un par de días después, partimos
dirección Montezuma (o Montefuma como se la conoce aquí por razones
de sobra deducibles), nuestra idea era conseguir hacerlo todo en
transporte público, lo cuál es casi una odisea en la Península de
Nicoya, donde para ir de un sitio a otro,muchas veces se requiere un
jeep, o dar una vuelta enorme y poco óptima. Esto por supuesto es
muy del gusto de los tour operadores locales, que por un precio
módicamente alto te llevan dónde tú quieras ( puro billete = ¡Pura
Vida!) .Llegamos a Playa Naranjo, dónde íbamos a tomar un ferry a
Puntarenas, para a continuación tomar otro ferry a Paquera (que está
a unos 20 kilómetros de Playa Naranjo por pista de tierra, este es
un claro ejemplo de los rodeos de los que hablaba). Al final
conseguimos negociar un precio muy razonable con un hombre de Playa
Naranjo, y por un poco más de dinero, nos ahorramos un par de
horitas, las que empleamos en ver el emocionante (pero a la postre
desgraciado) Real Madrid – Bayern Munich en Paquera, mientras
esperábamos el bus para Montezuma.
Ya casi por la noche, llegamos a
Montezuma y conseguimos alojamiento justo enfrente a una de las
playitas de Montezuma. Montezuma es un sitio mucho más mochilero y
de ambiente más relajado. Tiene gran variedad de playas, desde las
que están muy cercanas y que son más de piedras y arena gorda con
olas fuertes que rompen cerca (muy divertidas por cierto), hasta las
que están un poco más alejadas (45 minutos a pata o así) y que son
de arena fina y ya dentro de una reserva natural.
Además, cerca de Montezuma (como a ½
hora a pata) hay unas cascadas, que si bien no son muy
espectaculares, son ideales para los días de calor, pues tienen 3
pozas bastante profundas a las que se pueden saltar desde diferentes
alturas (yo me conformé con la de 12 metros que tampoco está tan
mal)
El día antes de irnos, aunque no hacía
el clima más apetecible, fuimos a pasar el día a las playas de
Malpaís y Santa Teresa, también unas playas interminables, ideales
para hacer surf. Una de estas playas le debió parecer tan atractiva
a Mafalda, que casi, casi se queda,menos mal que ese día no había
mucha gente en la playa y cuándo volví aún estaba la jodia.
Tras más de 2 semanas de pura playa
del Pacífico, el cuerpo nos pedía algo de ciudad, así que el
sábado de mañana nos dirigimos a San José; capital del país, a
comprobar el pulso de la vida nocturna del país.
San José, si bien no es una ciudad
especialmente pintoresca, nos sorprendió gratamente. La verdad que
especialmente yo, me esperaba bastante menos, pero hay que reconocer
que es una ciudad fácil y agradable para moverse. Es un lugar
bastante limpio, tiene una red de transporte público amplia , más o
menos económica y con un horario bastante amplio, tiene mucha oferta
cultural (museos, teatros,conciertos, discotecas y bares de para
cualquier gusto) y casi no tiene zonas inseguras, tanto es así, que
Carlos y yo fuimos caminando a todos sitios fuera la hora que fuera,
y no tuvimos sensación de peligro. El único pero, es encontrar un
sitio...por alguna misteriosa razón, los josefinos (gentilicio de
San José) han decidido prescindir de poner el nombre de las calles
en muchas partes de la ciudad, por lo que cuándo uno pregunta por un
sitio específico, se puede encontrar con respuestas como: “Está
a 150 metros al Norte donde estaba la farmacia Francisco Morazán”
, os podéis imaginar que indicaciones como está para alguien que
acaba de llegar a la ciudad pueden llegar a ser poco aclaratorias,
pero bueno, al cabo de los días uno se va haciendo con la ciudad.
Tras varios relajados días en San
José, nos encontramos con que no teníamos muy claro hacía dónde
tirar, había varias alternativas, todas con sus pros y sus contras,
y no hacíamos más que hacer y rehacer posibles itinerarios teniendo
ya sí muy presente la fecha de partida de Carlos. Al final,
terminamos decidiéndonos por ir a la zona de La Fortuna, para poder
conocer Río Celeste,y luego ir al Parque Nacional de Corcovado
previo paso una vez más por San José. Para la última etapa de
Costa Rica se unió a nosotros Fran, un chaval de Figueras, que
estaba aún más indeciso que nosotros si cabe, sobre su ruta.